El estar por mucho tiempo en una oficina ejerciendo mi labor rutinaria, inconscientemente me alejó paulatinamente de lo que en la realidad quería para mi vida. Necesitaba despertarme; sacudirme, y la única manera para tomar una decisión radical en pro de mi bienestar, tuve que experimentar, loo que llaman, una serie de eventos desafortunados: humillaciones, traiciones, deslealtades, mucha ansiedad y momentos que bien podrían encajar en lo que llaman "depresión".
No muy acostumbrado a formular proyectos o propuestas para solicitar algún tipo de apoyo, determiné aventarme a ese tipo de formalidad, algo engorrosa, pero siempre pensando en lo que vendrá después. En nuestra mente siempre hay lugar para inseguridades y aquel momentos en que las frases " no creo que la acepten", "¿qué pasa si no resulta?", "¿valdrá la pena?" comienzan a rondar en los pensamientos.
Es complejo hacer de lado esas muestras de ansiedad y zozobra. En mi caso, lo que funciona en este tipo de situaciones, lo comienzo a solucionar con una buena taza de chocolate (ojalá santafereño) caliente, en un ambiente calmado y que proporcione una enorme tranquilidad, para poder ordenar mis ideas y darlas a entender a las personas a las que me dirigiré. De alguna manera, es como enfrentar el momento en que tenía que salir en frente a exponer sobre un tema en el colegio.
Un alimento para avanzar en este dispendioso pero satisfactorio proceso de dar vida a algo que puede significar el inicio de una nueva mentalidad para much@s - incluyéndome - , es visualizar precisamente esos potenciales cambios generados en la gente al participar de algún modo en EQV: ver caras felices, optimistas, comprometidas con su propio éxito. Esa es la gran constante que sirve como combustible para seguir tocando puertas y enfrentar con más ahínco, cualquier piedra en la rueda que pise. Espero seguir ultimando detalles sobre lo que YA indica el inicio de algo. Pequeño, pero con gran significado.
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